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Por Marco Betancourt | Actualmente el lunfardo es la base del lenguaje familiar y conlleva todo el amalgama de las culturas que integra el ser argentino. Nacido en la periferia de la ciudad, popularizado por el tango, alimentados por los cientos de dialectos de todos los inmigrantes que llegaron a este paĂs a fines del siglo XIX, el lunfardo es un verdadero patrimonio colectivo. Entenderlo es captar en profundidad la cultura argentina, sus orĂgenes y sus contradicciones.
Pequeña guĂa práctica
El lunfardo es una verdadera llave para introducirse e integrarse a la vida cotidiana argentina. Con un poco de práctica y mucha atenciĂłn van a poder empezar a dominarlo y cancherear (un canchero es alguien que conoce una situaciĂłn muy bien y sabe cĂłmo manejarse; hábil, experimentado). TambiĂ©n podrĂa decirse en lunfardo : que la sabe o la tiene lunga. Pero tambiĂ©n se usa como fanfarrĂłn (sobrador) como un argento (argentino) más.
Imaginemos una situación, están en un bar o un boliche lleno de argentinos. Pongámonos en la piel de un chongo (santo varón), el problema no radica tanto en cómo trabar relaciones con los demás sino en cómo librarse de los hincha-pelotas (gente muy molesta) que no paran de chamuyarlo (seducirlo, pero también significa hablar con intensión persuasiva sin tener realmente un argumento sólido).
Cuando llega la hora de irse de joda (salir a divertirse), o salir a tomar una birra (una cerveza) cualquier chamuyo es bueno para levantarse (seducir) a alguien. En ese caso, no duden en mandar a cagar esos chabones (hombres) molestos. Para zafar (deshacerse, escaparse) de esos pesados sin tener que recurrir a los clásicos insultos (pelotudo, la concha de tu hermana, la puta que te pariĂł…) solo hace falta ser un poco mala onda (desagradable), quizás poner cara de culo (parecer enojado) y no darles bola (ignorarlos. Dar bola: darle importancia a algo).
Si te vas a chamuyar a un chongo, primero asegĂşrense que su bombĂłn sea soltero. Los latinos tenemos la sangre caliente y no le hace falta mucho a un macho argento y en pedo (alcoholizado) para agarrarse a trompadas y cagarse a palos (pelearse). A lo sumo pueden recibir una cagada a pedos (retar).
Si venĂs de escabio (alcohol) y el bondi (el colectivo) no llega más, tomate un tacho (un taxi), ¡y ojo con los tacheros (chofer del taxi) que los quieran cagar (engañar) y enchufarles billetes truchos (falsos) de vuelto, sean piolas (vivos, despiertos) y que no los duerman (no se dejen engañar)!
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