Por mucho que las sombras de Grey copen las carteleras de los cines y las estanterĂas de las librerĂas, el BDSM sigue siendo un tabĂş . Tras...
Con esto en mente, el Instituto Psiquiátrico de Amberes y el Hospital Universitario de la ciudad han unido esfuerzos para realizar una radiografĂa certera del comportamiento sexual en el paĂs. En principio, el BDSM es tan tabĂş en BĂ©lgica como en España y, sin embargo, la fascinaciĂłn por estas prácticas ha sido precisamente lo que más ha sorprendido a los investigadores. “Como ninguna otra investigaciĂłn habĂa analizado la prevalencia ni los grados de intensidad del BDSM, pues decidimos hacerlo nosotros mismos”, afirma Manuel Morrens, autor principal del estudio, titulado 'Fifty Shades of Belgian Grey', a 'Psypost'.
“Nos interesamos por el tema debido a que todavĂa pervive con un estigma tan fuerte que pocos asiduos están dispuestos a admitirlo en pĂşblico”, asegura. Además, sostiene que aquellos que sĂ lo hacen suelen estar involucrados con estas prácticas sexuales de una manera muy intensa, llegando incluso a vivir de ello. “Pero aun asĂ, si nos basamos en sus declaraciones, menos del 1% de la poblaciĂłn parece tener interĂ©s”, indica Morrens. En cambio, su estudio, publicado en el 'Journal of Sexual Medicine', aumenta ese porcentaje hasta el 70%. Al parecer, el universo fetichista del látex y la dominaciĂłn sexual está dejando de ser un tabĂş, al menos en las mentes de los propios belgas.
Pocos lo admiten, pero muchos lo piensan
En un extremo de este amplio 70%, señala el autor, están aquellos que fantasean con estas prácticas sin haberlas hecho realidad. En el tĂ©rmino medio encontramos a aquellos que realizan las más suaves, como los juegos con esposas o vendas en los ojos, pero no van más allá. Y en la tercera categorĂa se enmarcan las prácticas más duras, relacionadas con el dolor y la sumisiĂłn. Pese a que se podrĂa decir que el BDSM está comenzando a salir del armario, todavĂa solo un 8% de los encuestados se autodenominarĂa como aficionado.
El estudio indica que la visibilidad de estas prácticas en los medios convencionales (pelĂculas, libros y videoclips) ha podido tener algo que ver la intensificaciĂłn del interĂ©s. “Esta fascinaciĂłn contrasta con el tabĂş social, lo que hace que mucha gente, si no la gran mayorĂa, haya fantaseado sobre el BDSM o que incluso lo haya experimentado, pero que no lo quiera expresar en pĂşblico”. En total, la encuesta se realizĂł a 1.027 belgas de entre 18 y 65 años, siendo esta la muestra más representativa posible, segĂşn los propios investigadores.
Asimismo, la mitad de la poblaciĂłn reconociĂł haber hecho realidad al menos una de estas fantasĂas erĂłticas. “El uso de vendas para los ojos, las restricciones de movimientos (esposas y cuerdas) y los cubitos de hielo son los hábitos más populares, puesto que alrededor del 30% las practica. En cambio, las prácticas más duras, como azotar a tu pareja, tan solo las realiza una de cada diez personas”, apunta Morrens. En este sentido, un 13% practica de forma habitual una de las variantes y entre un 3% y un 5% eleva esa cifra a dos o más prácticas erĂłticas.
Visto el interés que suscita la sexualidad alternativa en la sociedad belga, los investigadores aseguran que pretenden seguir analizando el fenómeno. El próximo paso, afirman, consistirá en explorar los factores psicológicos que llevan a alguien a interesarse por estas prácticas, asà como entender desde un punto de vista biológico cómo se puede sentir placer más allá del sexo 'vainilla', término que utilizan sus adeptos para referirse a los "cobardes" que nunca han probado el BDSM.
Qué hacer y qué no hacer
Si te lo estás planteándo, lo más importante es no tenerle miedo a la novedad y asegurarte de tener una buena comunicaciĂłn con tu pareja. No intuyas lo que ella sabe o quiere hacer en la cama. Puesto que cada persona es diferente, hablad con antelacion sobre lo que harĂ©is. De la misma forma, necesitas ser capaz de confiar en ella para decirle lo que te gusta y lo que no (marca tus lĂmites), para planear la escena y concretar el tipo de rol que cada uno jugará. En efecto, se basa en conceptos como el dolor y la tortura, pero debes tener en cuenta que solo lo haces porque te causa cierto placer. En caso contrario, utiliza una palabra de seguridad previamente acordada (cuanto más rara sea, mejor, pues asĂ no pasa desapercibida).
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