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Navidad: ¿Las reuniones familiares son peores cuando sos gay?

Por Ale K | Abordamos una realidad invisibilizada en Navidad: ¿Las reuniones familiares son mucho peores cuando sos gay? Si bien es justo re...

Por Ale K | Abordamos una realidad invisibilizada en Navidad: ¿Las reuniones familiares son mucho peores cuando sos gay?



Si bien es justo reconocerlo Netflix es quien se atrevió a poner una película como “Soltero en Navidad” o “Single” su título en inglés, que trata sobre la vida de Peter que quiere encontrar un novio para ir a la fiesta familiar, nuestro protagonista no tendrá que salir del armario, ni luchar con sus padres y familia para que admitan que tiene una elección diferente, nadie le dirá nada sobre sexo, pero... siempre los hay. Su familia criticará su eterna soltería y lo alentarán a que encuentre un buen chico con quien compartir la vida.

Mientras tanto... en el planeta tierra... Es decir acá en un país hiper machista, católico y arraigado a las “buenas costumbres de la familia”, los novios vuelven a ser amigos para que el abuelo no se infarte, donde quizá mejor cada uno con su familia porque 'tengamos la fiesta en paz, paaaar favor te lo pido' porque es un día con la familia". Podes pensar que exageramos, que ya nos podemos casar y adoptar, que no nos detienen por besarnos en público, pero ese es el primer argumento contra el que queremos luchar.

La homofobia es mucho más profunda que eso. La homofobia es tener que cortarte a la hora de darle la mano a tu pareja para que el resto de los comensales no se echen las suyas a la cabeza.

En primer lugar, tenemos que hacernos una pregunta. ¿Por qué salimos del armario? ¿Por qué decimos a los demás que somos homosexuales? Lo planteamos desde la necesidad humana de cualquiera de nosotros de poder expresarnos como somos cuando estamos rodeados de personas que se supone que son seres queridos. ¿Y cuál es la diferencia entre los seres queridos y los simples conocidos? Que con un simple conocido hablamos de cosas superficiales y con un buen amigo, de temas personales e íntimos.

Estar fuera del armario es fundamental para el bienestar psicológico. No poder estarlo tiene una repercusión tremendamente negativa, y como no queremos promover conductas dañinas, vamos a promover las beneficiosas: mostrarnos como somos con naturalidad y ser visibles. La visibilidad es la mejor arma, para aquella madre que no acepta, el padre que no habla o la abuela que no lo sabe. Los gays pasamos en promedio 25 años de nuestras vidas mintiendo. En la adolescencia y juventud empezamos por el sexo y después con otras cosas de la vida.



Un paciente contaba en sesión que había ido a la casa de su abuela una mujer de noventa y tantos…. A tomar el té para contarle "SU VERDAD", pensando él con culpa, que tal vez al contarle tuviera que llamar al servicio de emergencias. El té transcurría y la charla derivó en lo mujeriego que había sido su padre, la abuela se refería a su hijo como la oveja negra de la familia. Afirmando que nadie le iba a contar a ella las andanzas de su nieto pensando que podría morirse, pero ella sabía que si su hijo había sido la oveja negra, el nieto tenía todo el derecho a ser la oveja rosa. Terminando con una afirmación: debes vivir tu vida y dejar vivir a los demás, los que no entienden son ignorantes, todos de una u otra forma estamos estigmatizados, afirmaba esta sabia señora. La abuela entendía mejor que muchos otros de menor edad que la protegían perpetuando perversamente, el silencio de mi paciente.

A pesar de esta gran verdad, compartir nuestra homosexualidad (o vivirla de forma natural después de haberlo hecho) con nuestros familiares y amigos sigue siendo complicado para muchas personas. Sobre todo en Navidad. ¿Por qué estas celebraciones, pueden llegar a ser tan dolorosas e incómodas?


Comentarios ofensivos y censuras



Hay dos aspectos a tener en cuenta. Por un lado, que el entorno familiar sea homofóbico y/o que todavía estés en el armario, incluso teniendo pareja. Por otro, regresar a un barrio, una ciudad o un pueblo donde pasaste años de muchísima hostilidad, soledad y violencia en tu infancia y adolescencia. Revivir una experiencia traumática cuesta mucho trabajo, y es comprensible.



Para muchas personas LGTBI+, los eventos navideños pueden ser motivo de angustia y ansiedad porque supone exponernos a comentarios homófobos, y para evitar conflictos, optamos por bajar la cabeza y asentir, y consecuentemente, nos genera un malestar acumulado. Nos sentimos desprotegidos en un entorno hostil, y sin aliados en la mesa escuchamos cómo la supremacía heterosexual nos ataca por no tener el mismo deseo que ellos. Nos repiten entre bromas, brindis de bodegón y atracones de pan dulce que a sus ojos somos inferiores. Es homofobia de manual.

Muchos dejamos de hablar con parte de la familia, porque hay veces que la no relación es la mejor relación que se puede tener con un padre, una madre o hermanos, tíos, primos y consanguíneos varios

Podríamos definir esas situaciones en dos apartados. Primero, comentarios y/o chistes homófobos ("que hagan lo que quieran, pero en privado"); después, censuras de las muestras de afecto, los besos, las caricias ("delante de los niños, no").


Si estamos hablando de asuntos de carácter sexual, nosotros podemos poner sobre la mesa que a nadie le resulta agradable imaginar a un ser querido en una situación explícitamente sexual. Me refiero a ese tipo de expresiones que inciden en la incomodidad que genera el sexo gay. "Que lo hagan en su habitación". "A mí no me importa con quién se acueste la gente". Debemos empezar por algo: ¿Y si le decis a quien te dice eso "a mí tampoco me resulta agradable imaginarte teniendo sexo con tu mujer o tu marido"? Aquí incluso el humor puede servir para resolver el momento incómodo. Hay que correrse del lugar de ataque, créanme que jugar con el humor hace que el misil que viene tierra-tierra, vuelva. Nada peor para un representante del rancio patriarcado machista que quedar pagando y solo frente a la multitud.

En otros casos, hablamos de muestras de cariño. Por ejemplo: un beso o una caricia de dos personas homosexuales pueden provocar más sorpresa o irritación que cuando lo hacen heterosexuales. La homosexualidad solo molesta cuando la ves, ya sea en televisión o porque tu primo le ha tomado la mano a su novio en la mesa. Si alguien censura un beso entre una pareja homosexual, el problema lo tiene la persona que lo censura, no nosotros. 

Un paciente me contaba que su padre no lo dejaba ver "El Mundo de Antonio Gasalla" ni el programa de Perciavalle o alguna novela con Arnaldo André. El padre estaba muy atento a la sexualidad de todos estos personajes y pensaba que la castración a la larga tendría sus frutos. Mi paciente se iba a la casa de vecinos o amigos a ver estos programas. La castración había fallado. Decía Serrat "Del derecho y del revés/ Uno siempre es lo que es/ Y anda siempre con lo puesto/ Nunca es triste la verdad /Lo que no tiene es remedio".

Fue el 17 de mayo de 1990, cuando la OMS resolvió eliminar a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales y la aceptó como una variación de la sexualidad humana.


Autocensura y homofobia interiorizada


Hay otro debate interesante que incide en algo que trataremos más tarde: la autocensura que nos imponemos las personas LGTB+, no solo a la hora de mostrar afecto a nuestra pareja, sino incluso de actuar como realmente somos. Se trata de esconder las plumas.



En estas reuniones familiares somos muy sensibles a la crítica, y muchos hombres gay no se comportan con naturalidad, asumen expresiones de género que son arquetípicas masculinas. Y no digo heterosexuales, sino masculinas, porque lo que se castiga es una expresión de género más femenina en el caso de los hombres gays y más masculina en el caso de las mujeres lesbianas. 

También debemos aprender a cuestionar las actitudes que pretenden censurarnos a través de la manipulación emocional. "Al abuelo le va a dar algo". "Delante de los niños, no". Son argumentos perversos porque están perpetuando la homofobia. A lo mejor tu abuelo es muy machista, muy homófobo, y lleva 75 años diciendo que preferiría un hijo muerto antes que uno maricón. Pues sí, se va a llevar un disgusto, pero es él quien tiene que deconstruirse. No es tú problema.

Lo que la familia debería decirle al abuelo es que es él quien no tiene que darle un disgusto al nieto que es gay y no tiene ningún problema. En estos casos, somos la punta del iceberg de todo un sistema familiar donde el abuelo está imponiendo su machismo y homofobia y nadie tiene el valor de decirle que ya está bien, que la corte. Y con lo de los niños lo mismo. " Donde se cree que el nene por osmosis va a ser homosexual si yo me doy un beso con mi novio delante de él ¿Qué concepto de la homosexualidad tienen?".

No hace falta dejarlo todo para Navidad. Salí del armario en primavera, entrando al verano dale un beso a tu novio delante de los chicos y para navidad ya todos estarán acostumbrados. A valores de hoy lo chicos correrán orgullosos a la colonia de vacaciones contanto que tienen NO uno sino DOS tíos!! NO ES POR LOS CHICOS.
Hago hincapié en otro problema que apuntábamos antes: la autocensura, y en ocasiones, la homofobia interiorizada. Somos nosotros quienes dejamos de hacer cosas o cambiamos nuestro comportamiento para no incomodar, o incluso porque nos avergonzamos.

Hace unos años había cambiado mi estado de Facebook de "En una relación" a "Comprometido", simplemente porque cuando abrí facebook el estado COMPROMETIDO no existía. Unos meses después viajé a Córdoba a pasar las fiestas con mi familia y mi pareja. Mis primos se acercaron a felicitarnos y a decirnos que viajarían para la boda, que nosotros no habíamos planeado. Mis primas me preguntaban, si había hecho fiesta de compromiso y mi pareja me miraba perplejo diciendo: solucióname esto. Y yo lo único que había hecho era cambiar mi estado de face, algo virtual y no había medido el impacto que esto tendría a kilómetros de distancia en mi familia cordobesa, que siempre me aceptó como soy y con quien tuviera al lado.

Consejos para cuidarnos



Si nos autocensuramos delante de nuestra familia es porque se nos activa el instinto de supervivencia.
A nadie le gusta que lo humillen ni que le hagan pasar un mal rato y estamos en todo nuestro derecho de autocensurarnos si no estamos preparados para combatir la homofobia. Eso es cuidarse. En una sociedad arcaicamente homófoba, nos tenemos que cuidar. No tenemos que sentirnos culpables si decidimos no visibilizar que somos homosexuales.




La homofobia interiorizada influye. Si yo tengo homofobia interiorizada, creeré que mostrar mi afecto con mi pareja no queda tan bonito como cuando lo hace mi hermana. Creeré que si le digo a mi abuelo que soy homosexual se va a armar un lío y la cena navideña terminará en velorio. Creeré que no recibo el apoyo familiar porque yo mismo entiendo que, al ser homosexual, es normal que la gente se comporte mal conmigo.

La gente que tiene privilegios por no sufrir discriminación está cómoda en su posición y no va a cambiar por voluntad, así que nosotros tenemos la tarea de tomar la iniciativa para pedir esos cambios. ¿Cómo? ¡No lo dejes para Navidad. Es un trabajo que tenemos que hacer día a día. Consiste en hablar, hacerles ver sus equivocaciones, razonar con ellos, hacer un poco de pedagogía... No es fácil en el sentido de que no es instantáneo, pero cambiar los prejuicios y las percepciones de los demás requiere tiempo y hay veces que a pesar de todos los intentos lo mejor es soltar y dejar ir. 

Intentar vencer la autocensura, trabajar la visibilización ante nuestra familia con anterioridad, es un consejo clave para que estos encuentros, las celebraciones de Navidad, sean tan alegres como deberían. Si hay alguna situación incómoda pero no es una agresión, a lo mejor puedes hacer humor o algún tipo de broma al respecto. Si el contexto es más agresivo, debemos ser asertivos en el hecho de que nos tienen que respetar como personas.
'Son homófobos, ok. No lo vas a cambiar, ok. Me gustaría tener una familia mejor pero esta es la que me ha tocado, ok. Pero deben respetarme’


Pensá en vos y en tus necesidades. No podes estar haciendo una masterclass de diversidad sexual en cada cena. Respétate en todo momento y no te sientas culpable ante ningún comentario despectivo. Recordá que vos no tenes ningún problema por ser gay, lo tienen ellos por odiar, por ignorancia, por prejuicios y corsets culturales, por miedo, incomodidad hacia las personas que son lesbianas, gays, trans o bisexuales.


¡Y porque no le podemos caer bien a todo el mundo!





3 comentarios

  1. Excelente nota! Fácil de comprender y llegada llana. Me encanta como escribis Ale te sigo desde la época de la Radio y siempre es un placer leerte. A mi me han pasado esas cosas y pude también con ayuda terapéutica enfrentar a ese monstruo que es a veces la familia. Excelente.Felices fiestas!

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  2. Me identifique con la parte donde hablas del abuelo, el mio me vivia diciendo puto, y tratandome como a un perro, depositaba todo lo peor que tenia conmigo. Mi viejo decia que porque habia estado en la guerra y cosas asi, con el tiempo nos vinimos a enterar que manoseaba a mi hermana, el viejo era una mierda, nos cagó la vida. Me gusto mucho la nota.

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  3. yo estoy en el medio de una reyerta con mi madre porque se pone como loca cuando le digo de blanquear que salgo con un pibe con el que convivo, hablo con mis primas y saben que es mi pareja, pero ella le dice a su hermana mi tía que es una amigo, que hay un error. Como vos decis el problema lo tiene ella pero nos arrastra a todos...

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