Por Mariano Lelez | El miedo mata el deseo, o quizás en muchos lo estimule, porque el cerebro es el órgano sexual por excelencia. Sin ...
Por Mariano Lelez | El miedo mata el deseo, o quizás en muchos lo estimule, porque el cerebro es el órgano sexual por excelencia. Sin embargo si el deseo muere, aunque sea por un tiempo, se acaba la vida.
Cuando creímos erróneamente que el HIV tenía más probabilidad de contraerse teniendo
múltiples parejas, el levante ocasional de entonces disminuyó.
El riesgo de adquirir cualquier ETS se
acrecienta cuando solamente no se toman las medidas de prevención.
Solo una persona que sea transmisora, sin
cuidarnos, basta para hacernos receptores
de un virus, aunque con todas las otras personas hayamos tomado precauciones.
Respecto del Covid-19, si los convivientes recurren al aislamiento, y al salir cumplen
con la protección, distanciamiento social y medidas de higiene recomendadas, el
riesgo disminuye a su mínima expresión.
¿Es posible estando solteros y viviendo solos no privarse, quizás desde siempre y para siempre (como dice García Márquez en su final), de compartir las delicias de otro cuerpo con sus gestos y sus sonidos no mediatizados por la cámara web, sus excitantes olores, y sus temperaturas?
Recurro al desde siempre y para siempre porque hace 39 años que el
HIV está entre nosotros sin encontrarse
vacuna, y porque algunos futurólogos auguran una pandemia tras otra de aquí en
adelante, con las mismas características de necesidad de aislamiento (acaso
más) frente al Covid-19.
Si lo anónimo,
ocasional, casual y solo para una vez, estuvo vedado hasta
saberse las vías de transmisión del HIV, hoy lo estaría porque se conocen a
priori las vías de contagio del Covid-19.
El individuo LGTB, quizás una vez más, esté condenado únicamente al autoerotismo que,
podría consolar a muchos, y a otros desesperar.
- ¿Podría este panorama relegar la cultura Cruising a solo un recuerdo?
- ¿Será besarse parte del pasado?
- ¿Podría pensarse que sin “preservativo” ni vacuna contra el coronavirus se instalara culturalmente el principio de calidad versus cantidad?
- ¿Aparecerá
otro
Bugchasing ante la
supuesta inmunización que propondría el contagio del coronavirus no cursado
hacia la muerte o, un correlato del Barebacking (en este caso sexo sin
barbijo) como nuevas conductas excitantes por transgresoras?
- ¿Será la panacea de activos altos con tapaboca lavándose con agua y jabón entre mamada y mamada, para que pasivos arrodillados a metro y medio pasen y chupen?
- ¿Acaso será el auge de Glory Holes embadurnados con alcohol por donde sin otro contacto los ávidos de ser penetrados asomen el culo?
Muchos apostarán
a que el tiempo pase hasta la vacuna, y, parafraseando a García Márquez, quizás
No tengan una segunda oportunidad sobre la tierra.
Posiblemente los necesitados de sexo sin
apuro, intimo y completo en una cama con otro, pretendiendo no contagiarse, deban trabajar su
rechazo al compromiso usando las Apps con fines monogámicos de indispensable fidelidad hoy, en lugar de condenarse a Cien años de Soledad donde la única piel que puedan disfrutar de
aquí en adelante sea la propia con su mano y/o, la piel sintética del dildo de última generación
que salga al mercado.
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