Por Diego de Alzaga | El otro dia le contesté a un flaco que andaba contando en facebook que ya estaba cansando de la realidad de Argentina...
Por Diego de Alzaga | El otro dia le contesté a un flaco que andaba contando en facebook que ya estaba cansando de la realidad de Argentina, las mafias, la política, la corrupción etc. y pedía data para venirse a Europa o a cualquier lugar que no fuese Argentina. Como yo había pasado por esa situación le contesté y esa contestación se volvió nota. Le contesté porque me sentí totalmente identificado con cosas que a mi me pasaron hace unos años cuando decidí venirme a vivir a España.
Buscaba desafíos laborales, pero también una vida en un país previsible "donde las cosas funcionan, los precios no aumentan y que al entrar a tu casa no tenés que mirar atrás por miedo a que algo te pase".
Soy aeronavegante, trabajaba en Aerolíneas y en ese momento la misma estaba siendo copada por gente de la Cámpora, una agrupación política afín al Kirchnerismo gobierno imperante por ese momento con la presidencia de CFK.
No puedo precisar bien que es lo que pasó a nivel político, pero de un momento para otro todo empezó a cambiar, si no estabas de acuerdo con alguna decisión que tomaba la gremial automáticamente entrabas en una lista negra y te bajaban de los aviones para tenerte vegetando en pista o te mandaban a hacer posta en algún remoto solo para incomodarte.
Con lo que no cuentan estas agrupaciones es con que vos tengas iniciativa y empieces a rebustacártela por otro lado. Mi novio en ese momento, ahora mi marido, ya estaba viviendo en España, porque también había tenido problemas en el palo de su trabajo, es periodista, lo de él fue más rápido y virulento. La cosa es que no veíamos cada vez que me tocaba hacer posta en Madrid o en algún lugar cercano a ella para volver a vernos,
En cuanto a la movida gay España no tiene nada que haga añorar la vida en Buenos Aires, de hecho en muchas cosas la supera y acá no hay nada de histeria, todo se maneja en el esquema de "palo y a la bolsa".
Empecé a buscar trabajo y me postulé en otra empresa (Qatar) y otras que hacian posta también en Madrid, lo que me quedó claro de esa época era que tenia que venir con los papeles en regla para poder entrar y salir libremente, por lo que el santo de mi novio, cuando vio que mi decisión estaba tomada, se trasladó a Argentina para casarnos allá y convalidar nuestro casamiento en España, de hecho lo hicimos en el consulado de Buenos Aires.
La búsqueda de mejorar la calidad de vida, cambiar de aire y el día a día, sumado a la idea de probar si podía seguir volando en otra parte del mundo, fueron razones de peso. Además, vivir en otro país es una experiencia que quería tener y finalmente pensé que hacerlo antes de mis 40 era el momento justo, como también lo era salir de un país que -sentía- preanunciaba un nuevo 2001 que no pensaba sufrir.Renuncié a Aerolíneas el mismo dia que la gremial me notificaba una sanción indefinida, porque como sabían que estaba de novio con alguien en España me sacaron de las rutas intercontinentales para afectarme solamente a cabotaje dentro de Argentina.
Aún recuerdo al encargado de Recursos Humanos diciéndome que él no podía hacer nada aunque entendía mi frustración y decía no estar para nada de acuerdo con la medida. Ese día le presenté mi renuncia, porque ya me había llegado la nota de incorporación a Qatar airways. La cara de desconsuelo del pobre hombre la llevo grabada en mi mente, porque me parece que no era sincero y que en realidad querían acallar mi rebeldía con esas sanciones capciosas y a dedo que ponían, cuando le dije que no habia problema porque igual me iba de la empresa, se quedó mirándome asombrado.
Curiosamente mi último vuelo para Aerolíneas fue el que llevó a CFK a Santa Cruz cuando Macri le había ganado las elecciones. La recuerdo nostálgica y melancólica por todo lo que dejaba atrás, mirando por la ventanilla. Me fui del país cuando parecía que las cosas empezarían a cambiar. No fue así. Al día de hoy no me arrepiento de la decisión que tomé por más que mi venida al viejo mundo tuvo las más dispares reacciones.
Elogios y críticas. Odiadores seriales y buena gente se entremezclaron para dejar su punto de vista. Desde recibir un “sos antiargentino” a “lo bien que hiciste en irte”, pasando por el “no te quedaste a pelearla como nosotros, cobarde” o el “no se te ocurra volver porque acá todo está peor”. “Vendepatria” vs “valiente”. Y los clásicos “no vengas porque acá no te necesitamos” y el “¡cómo la viste venir!”.
Sin papeles comunitarios, no aconsejo venir. Aquellos que aún están por acá, tras aquella Argentina de 2001, comentan que instalarse en ese entonces era mucho más fácil. Hoy sin una documentación europea, es muy complicado, imposible diría. Porque sin documentos te quedás afuera del sistema, porque no tendrías cobertura social, porque el estado difícilmente pueda reconocerte para darte una ayuda ante un país que se para laboralmente por completo por el coronavirus.
Desde aquel momento, no volví, no regresé. Todas las percepciones de mi país son a través de familiares, amigos, conocidos, colegas, de otras aerolíneas y también de gente que no conozco y me escribe por redes sociales para preguntarme “¿cómo está la situación por ahí?”, “¿cómo se hace para instalarse allá?”, “¿Qué documentación necesito?”.