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La psicologia en cuarentena. Ansiedad, angustia e insomnio en la avanzada on-line

Por Ale K | En tiempos de encierro y aislamiento obligatorio, la salud mental está comprometida. Las sesiones virtuales crecieron exponenci...

Por Ale K | En tiempos de encierro y aislamiento obligatorio, la salud mental está comprometida. Las sesiones virtuales crecieron exponencialmente, con un grado elevado de pacientes nuevos sin trastornos previos. Escuchamos por ahĂ­ que a todo se acostumbra el hombre. NO estamos preparados para la cuarentena pero lo hacemos porque el ser humano se adapta a la circunstancias que le tocan vivir. "Quizás esto sea un ejemplo para nosotros mismos"
Hablando con colegas estamos de acuerdo en que “Nuestra salud mental se verá, de alguna manera, afectada”. Los avatares de la cuarentena social, preventiva, obligatoria y prorrogada, ahora, hasta el 13 de abril se ramifican. Los desafĂ­os y las amenazas por la sostenibilidad de la infraestructura sanitaria y la capacidad de resiliencia de la economĂ­a argentina concentran la agenda pĂşblica. En una pandemia que interviene en cada rasgo de normalidad y en cada actividad cotidiana, la salud mental quedĂł atravesada.

La DirecciĂłn Nacional de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud de la NaciĂłn emitiĂł una serie de recomendaciones. Son 12 en total, entre las más importantes figuran: 
  • Mantener viva la comunicaciĂłn social, 
  • fomentar la empatĂ­a y la solidaridad, 
  • Hablar con los niños, comprender que se trata de una situaciĂłn transitoria, 
  • Liberar los sentimientos que afloran en estas situaciones, entre otras. 
  • La 11 dice expresamente: “pedir apoyo profesional en caso de ser necesario”. 
El confinamiento forzoso, el tiempo libre exagerado y la convivencia ininterrumpida derivĂł en una demanda de la atenciĂłn psicolĂłgica a distancia. La reclusiĂłn y la incertidumbre requerĂ­an que las consultas no se suspendieran. Pero, paradĂłjicamente, las medidas de aislamiento y los riesgos de contagio impedĂ­an las visitas a los consultorios. BrotĂł asĂ­ la necesidad de una atenciĂłn virtual a las inquietudes de los pacientes, los viejos y los nuevos, vĂ­ctimas del encierro.
Unos dĂ­as antes de la cuarentena percibĂ­ dos fenĂłmenos: por un lado, muchas nuevas consultas para saber cĂłmo manejarse en esta nueva situaciĂłn, en el caso de que se diera, la gente lo veĂ­a como muy lejana y, por el otro, la mitad de los pacientes que ya estaban en tratamiento presencial, (algunos con resistencia), decidieron continuar de manera virtual
Desde que empezĂł la cuarentena he atendido varios llamados, sobre todo de los sitios donde escribo, o pacientes derivados por centros o terceros, muchos de los cuales solo querĂ­an saber si estaba disponible, si iba a estar para llamar en caso de necesitarlo.
En todos los casos aclaraba que la consulta que se pudiera dar solo se trataba de contenciĂłn, porque no es un tratamiento.
Mucha gente que nunca consultó un psicólogo, lo está haciendo ahora. Si hay algo imprescindible en este momento son las terapias telefónicas y virtuales. Mucha gente se tranquiliza al saber que tiene alguien al que pueda llamar...
Los miedos a salir a la calle y contagiarse, los problemas de convencer a otro (los adolescentes y los adultos mayores) que deben quedarse en casa y los temas de convivencia. La gente que decide empezar una convivencia con su pareja para no estar sola ante eso que se presenta ominoso, gris desdibujado. El MIEDO a no saber que se afronta realmente.
Estos se manifiestan principalmente en crisis de angustia, insomnio, irritabilidad, desorganizaciĂłn, falta de concentraciĂłn, tristeza, sentimiento de soledad, problemas de pareja y de familia
Lo que viene como consecuencia del coronavirus: se palpita y hace presente en cuarentena, el encierro, la convivencia, los temores econĂłmicos y laborales, los conflictos familiares, las dificultades acadĂ©micas y sociales. 

Todo esto hace que la gente exacerbe su nivel de ansiedad y terminen en este tipo de trastornos. 

Cuando las preocupaciones existenciales no logran ser domadas por las personas, empieza a manifestarse sintomatologĂ­a fĂ­sica: taquicardia, palpitaciones, sudoraciĂłn, temblores, sensaciĂłn de mareo, sensaciĂłn de estar desconectado del cuerpo, problemas gastrointestinales, irritabilidad, impaciencia, insomnio, sueño no reposado, dificultad en la atenciĂłn, en la concentraciĂłn y en la memoria, y si esto perdura en el tiempo, los famosos ataques de pánico. 

En definitiva, la mayorĂ­a de la gente que padece un trastorno de ansiedad en el fondo tiene mucho temor a las enfermedades, a la muerte y al sufrimiento

¿QuĂ© hacer entonces? 


Definir acuerdos de convivencia y rutinas familiares e individuales, evitar la informaciĂłn redundante y negativa, realizar alguna actividad fĂ­sica y reconocer fortalezas propias y ajenas

Llamamos esto aislamiento fĂ­sico y social, pero no aislamiento comunicativo. A mis pacientes les digo que no dejen de hablar con sus amigos, que no se queden aislados respecto a la comunicaciĂłn.

El aislamiento y el encierro claramente nos desorganizan la psiquis. 

Lo más importante es no adelantarse a los hechos en forma negativa:

  • No tener una visiĂłn catastrĂłfica de la situaciĂłn. 
  • Vivir en el aquĂ­ y ahora lo más posible, siendo plenamente consciente de lo que se está viviendo. 
  • Estar informado está bien, pero no vivir frente a la tv. viendo canales de noticias, a mis pacientes les digo: menos canal de noticias y más Spotify, lectura o relajaciĂłn. 
  • Restringir las visitas a las apps de contactos, HOY SON MUY PELIGROSAS. 
  • Es fundamental tener una rutina de actividad fĂ­sica para descargar la ansiedad y favorecer la secreciĂłn de endorfinas, que son hormonas que nos generan placer, nos baja la ansiedad y nos aumenta la sensaciĂłn de alegrĂ­a. 
  • Es necesario que planifiquemos una agenda diaria, ya sea arreglar cosas de la casa, mirar una pelĂ­cula, cocinar, jugar juegos de mesa. 
  • Tratar de coordinar con el resto de la familia o con quienes estemos conviviendo cĂłmo se van a repartir esas tareas. 
  • Establecer una dieta lo más sana posible y cumplir con el sueño higiĂ©nico, que son ocho horas por noche. 
  • Tratar de no disociarnos y no desorientarnos en el tiempo, considerando que el encierro nos lleva a no saber muy bien en quĂ© dĂ­a estamos o quĂ© hora es: asĂ­ se empiezan a flagelar los horarios de las comidas y la vigilia. 
  • Es importante tratar de mantener la mayor cantidad de conexiones virtuales con nuestros amigos y por supuesto tener muy en mente que esta es una situaciĂłn de urgencia, algo atĂ­pico que va a pasar. 
Ya vamos a retomar en algĂşn momento nuestra actividad cotidiana.


Parábola «Esto tambiĂ©n pasará»

Hay una parábola que ejemplifica muy bien el tiempo que estamos viviendo donde el concepto que predomina en todo desde lo mĂ©dico, la gestiĂłn, hasta lo cotidiano es: CAMBIO. 

«Cuenta una leyenda que hace muchos años, un rey de un poderoso reino convocĂł a sus sabios y consejeros, y les dijo: he encargado a mis joyeros un precioso anillo, en el que deseo grabar una frase que me ayude e inspire en mis momentos desesperados. Una frase que me ayude a tomar decisiones. Una frase que me ayude cuando me sienta perdido. Una frase que me ayude a ser un Rey más justo, sabio y compasivo.

Sus asesores y consejeros, los sabios más cultos del reino, se dispusieron a escribir las frases más extraordinarias. Pero el Rey las rechazaba. No le llegaban. No eran suficiente.

Como suele ocurrir en las leyendas, apareciĂł, de no se sabe dĂłnde, un anciano, humilde, pero que de algĂşn modo transmitĂ­a seguridad y sabidurĂ­a. Le dijo: Majestad, ha llegado a mis oĂ­dos que busca La Frase, La Frase que le sirva en las situaciones complicadas de la vida.

Efectivamente – contestĂł el Rey – ¿crees que puedes ayudarme?

Tengo la frase en este papel.

El Rey, raudo e impulsivo, se disputo a abrirlo. Pero el anciano le dijo que no podía leerla hasta que no estuviera en una situación desesperada. Sin saber muy bien por qué, pero sintiendo la certeza de que debía seguir el consejo del anciano, guardó el papel y además le ofreció al anciano ser su acompañante.

Unas semanas más tarde, el Rey se vio metido en una gran emboscada. Estaba desesperado¡¡ HuĂ­a con su corte por el bosque, tratando de escapar de quienes le perseguĂ­an. Pararon en un claro, mirĂł al anciano, que a su vez le miraba tranquilo y confiado, y recordĂł el papel. Lo sacĂł, lo leyĂł. DecĂ­a:
Esto también pasará

El desconcierto que sintió en un primer instante, poco a poco se transformó en calma y confianza. Efectivamente, eso también pasará! El Rey estaba entusiasmado. Casi de manera automática respiró profundamente, aliviado.

Gracias, gracias!! – le repetĂ­a una y otra vez al anciano. Esta es la clave, por fin!!

A lo que el anciano respondiĂł, sonriendo, lleno de amor y compasiĂłn:

Esto tambiĂ©n pasará.»

Lo Ăşnico que permanece es el cambio.



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