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Leonardo Da Vinci, un recuerdo infantil, un caso de homosexualidad.

Por Ale K | Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (en alemán Eine Kindheitserinnerung des Leonardo da Vinci) es una obra de Sigmund Fr...

Por Ale K | Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (en alemán Eine Kindheitserinnerung des Leonardo da Vinci) es una obra de Sigmund Freud de 1910. Se trata de la aplicación de los métodos del psicoanálisis clínico al estudio biográfico de personajes históricos. El presente trabajo sobre Leonardo da Vinci fue la última incursión a gran escala de Freud en el campo de la biografía debido al recibimiento de desaprobación posterior.




«Leonardo Da Vinci, un recuerdo de la infancia» (Navona), publicado originalmente en 1910, podrĂ­a pasar por una suerte de biografĂ­a, pero en realidad es una «investigaciĂłn mĂ©dica del alma», tal y como la describiĂł Freud. Esto es: la utilizaciĂłn de unos pocos datos objetivos para (re)interpretar su figura, para tratar de iluminar lo desconocido. Con esa misiĂłn el mĂ©dico se sumerge en los primeros años de Leonardo, fuente para Ă©l de las grandes respuestas, pero asĂ­ se enfrenta a una triste realidad: que casi no conocemos nada de ese periodo. Apenas unos pocos retazos biográficos y una breve anotaciĂłn de su puño y letra que narra un extraño recuerdo primerizo. Dice asĂ­: «Estando todavĂ­a en la cuna, un buitre se acercĂł a mĂ­, me abriĂł la boca con la cola y me golpeĂł con ella en los labios repetidas veces».

A esta rara escena dedica Freud el grueso de su trabajo, y a partir de ahĂ­ saca sus conclusiones, gracias, cĂłmo no, a sus «excelentes mĂ©todos en las tĂ©cnicas psicoanalĂ­ticas». En primer lugar, ve una clara felaciĂłn, pero ahĂ­ no se acaba la cosa. Rizando el rizo, comienza a elucubrar y llega a que la felaciĂłn es una traducciĂłn de un impulso primigenio: el de mamar del pecho materno. Y he aquĂ­ el veredicto: «[Leonardo] transformĂł el mamar del pecho materno en el hecho de ser amamantado, es decir, en pasividad, y por tanto en una situaciĂłn de indudable carácter homosexual». Es más: tirando del hilo llega a la certeza de que Da Vinci se «convirtiĂł» en homosexual por la «relaciĂłn erĂłtica» con su madre. Luego apunta que «en su estudio solo tomaba como discĂ­pulos a muchachos y jĂłvenes de belleza impactante»…

Siguiendo este particular recorrido nos encontramos con una parada imprescindible en cualquier libro vinciano: la sonrisa de la Mona Lisa. «Las mujeres sonrientes no son sino la representaciĂłn de Caterina, su madre, y comenzamos a sopesar la posibilidad de que fuera su madre quien poseyera la enigmática sonrisa que Ă©l habĂ­a perdido y que tanto lo fascinĂł cuando la recuperĂł en la dama florentina», sentencia. Incluso va más allá y se lanza con otro de sus lienzos, que tambiĂ©n se encuentra en el Museo del Louvre. En «La Virgen, el Niño JesĂşs y Santa Ana», Freud ve un resumen evidente de la infancia del maestro: las dos mujeres del cuadro representarĂ­an a sus dos madres (la biolĂłgica y su madrastra) o, si se prefiere, pudiera ser que se tratase de su madrastra y la madre de Ă©sta… En fin, un lĂ­o familiar más que pictĂłrico.

Además, hay páginas para el padre, determinante no tanto por su presencia como por su ausencia. «Para la pintura de Leonardo, la identificaciĂłn con su progenitor tuvo un efecto devastador. Creaba la obra y ya no se preocupaba más por ella, como su padre no se habĂ­a preocupado por Ă©l», subraya.



Dejando a un lado sus vĂ­nculos sanguĂ­neos, Freud se detiene en su producciĂłn cientĂ­fica. Le interesan, sobre todo, sus averiguaciones sobre el vuelo. «Cuando Leonardo expresa que desde la infancia sintiĂł una particular atracciĂłn personal hacia el problema del vuelo, nos confirma que su investigaciĂłn infantil se enfocaba a lo sexual», argumenta. ¿Por quĂ©? Porque «el deseo de volar en el sueño no significa nada más que el anhelo de ser apto para el acto sexual». Más claro, sexo.

Ernest Jones, biĂłgrafo oficial de Freud y autor del prefacio de este libro en su ediciĂłn de 1921, dijo que este ensayo era «un ejemplo esplĂ©ndido de cĂłmo el conocimiento basado en el psicoanálisis de las personas vivas puede arrojar luz sobre los torrentes más profundos de la personalidad de aquellos a cuya mente no podemos acceder por medio de la investigaciĂłn directa». 

Lo que hoy damos en llamar la autopsia psicolĂłgica que es en esencia la reconstrucciĂłn de los rasgos más sobresalientes de la vida de un individuo para obtener una comprensiĂłn psicolĂłgica acerca de quiĂ©n era, por quĂ© de algunas situaciones se presentaron en su vida y en general quĂ© papel jugaron sus rasgos de personalidad en las circunstancias 

 

En otras palabras: que los muertos son muy buenos pacientes, quizás porque no pueden levantarse del diván y salir espantados de la consulta.



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